lunes, 20 de febrero de 2012

Trece.



Sumida en lo mas profundo de mi escondite, pensando en aquel momento, en aquel... recuerdo. Normalmente quedaba con él hacia las 12 de la mañana, puesto que como ami, le encantaba dormir.
Pero era San Valentin. Nuestro primer San Valentin juntos, asi que lo llame un poco antes.





- Si? - contesto al telefono.
- Amor, soy yo, estas despierto? tengo ganas de verte ya. - le dije lo mas dulce que pude.
- Hola, estaba durmiendo todavia - bostezó - que hora es?
- Son las 10..
- Tan pronto? Que madrugadora estas un sabado..
- Bueno queria despertarte, te llevo unos minicroissants..
- Unos minicorissants? Donde estas?
- Llegando a tu casa.
- Pero por donde?
- Bueno, todavia tengo que pasar por el Cafe Grecia a por los minicroissants...
- Vale pues me visto y aqui te espero un beso.
- Otro.

Que madrugadora estoy un sabado... es San Valentin.. Y la verdad no se porque mentí, los minicroissants ya los habia comprado. Quizas, si no habria mentido todo seria distinto. Pero le habia dicho que llegando a su casa, es más, estaba en la acera de enfrente, pero, su insistencia en saber donde estaba me produjo un sentimiento de, nose, note algo extraño. Cuando fui a cruzar la carretera, se abrio la puerta de su casa y salio ella sonriente. Me paré en seco y retrocedí hasta meterme detras de un coche mientras observaba. Lo primero que se me paso por la cabeza no fue nada bonito y me dieron ganas de vomitar. No queria sacar conclusiones precipitadas. Igual no es lo que parecia, es más, no creo que lo sea. Aver, es San Valentin, y ella una de mis mejores amigas. Estara pensando en darme alguna sorpresa? Bueno, odio las cursiladas, y esto del dia de San Valentin tambien. Bueno odiaba. Desde que estoy con el es como si todo fuera color de rosa. Jaja. Color de rosa.. me estoy volviendo una cursi.A lo que iba. Aver esto es la vida real, no es Carolina se enamora. Me parece que tengo demasia
No pude ni acabar mi pensamiento. Los vi. A ellos. Besandose.


miércoles, 14 de diciembre de 2011

Doce.



Sumida en lo mas profundo de mi escondite, pensando en aquel momento, pensando en Miranda. Penny y yo después de clase nos dirigimos a su casa para intentar convencerla de que acudiera al Café Grecia. Eso fue fácil, lo difícil fue intentar calmarle los nervios. Estaba atacada. Se sentía tanto entusiasmada como de pronto volvía a decir que no pensaba aparecer por allí. Al final se decidió, nos echo de casa. Así, sin decirnos si aparecería o no.
A las 6 menos cuarto fuimos a su casa a buscarla. Nos abrió ella la puerta y estaba hermosa, radiante. Perfecta. Pero en sus ojos había temor. Mucho temor. No me extrañó.

- Estas nerviosa? - pregunto Penny.
- Si todavía no os he dicho si voy a ir o no.
-Vamoos, entonces porque estas preparada? - pregunté triunfante.
-No os acordáis? La cena de mis tíos! - respondió ella aun mas triunfante.
-Es verdad. Pero aun así si estas preparada demasiado pronto para una cena... -dije todavía mas triunfante.
-Vamonos. - dijo cerrando la puerta.

Su casa, bueno, la casa de sus tios. Es como perfecta, estilo a las americanas con su jardín, muy bien cuidado por cierto. Me encanta el rosal, es hermoso. Tiene un porche con uno de esos columpios, o mecedoras, es como una mezcla de ambos. Tiene hasta un perro, un Beethoveen. No se como se llama la raza.
Estabamos llegando al cafe Grecia, eran ya las 6 menos cinco. Antes de doblar la esquina, vimos que Ben ya estaba sentado en la terraza. Miranda se quedó inmovil. Se paró en seco.
- No puedo avanzar más. - nos dijo - no puedo ir.
- Miranda estas nerviosa, lo entendemos, pero una no puede escapar de sus temores, hay que afrontarlos para poder superarlos. - dije.
-Es muy fácil decirlo, pero no hacerlo. Y yo no puedo hacerlo,
-Claro que puedes, solo necesitas un poco de fuerza. Miranda, se te nota por mucha indiferencia que intentes mostras que Ben..
- Que Ben que?!- dijo interrumpiendome - Ben nada. Es un completo idiota como todos los demás.
Hizo amago de marcharse pero la agarre diciéndola.
- Miranda, que tu mundo se desmoronase por culpa de un capullo no quiere decir que vuelva a pasar.
-Pero tampoco quiere decir que no vuelva a pasar. -dijo algo más calmada.
-Si, tampoco puedes asegurarte que no vuelva a pasar, pero si no lo afrontas nunca lo sabrás, siempre te quedaras con la astilla de que hubiera pasado si.. ? Y esta vez nos tienes a nosotras, a tus tios. Permaneceremos a tu lado.
- Que dices, afrontas o te escondes?- dijo Penny.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Once.



Sumida en lo mas profundo de mi escondite, pensando en aquel momento, en aquella noche. Tan especial, tan única, tan perfecta.
Él vino a buscarme a mi casa, estaba todo planeado desde hace un mes. Yo le diría a mis padres que iba a pasar la noche en casa de Penny con ella y Miranda. Se suponía que íbamos a ver un maraton de películas románticas comiendo miles de palomitas.
Pero mi plan era, pasar la noche más perfecta de la historia. Junto a él. Subí a su moto, y emprendimos el viaje.
Nos dirigimos hacia la carretera general, donde tomamos un desvió hacia una carretera algo más montañosa. Cuanto más avanzábamos más frío tenía. Las temperaturas iban bajando a medida que alcanzábamos mayor altura. Yo observaba detenidamente el camino por el que estábamos circulando, cada vez se volvía mas verde y denso. Vislumbré entre unos árboles un camino que conducía hacia una especie de cabaña. Era de madera, estaba bastante cuidada, parecía hasta que le habían dado una capa de barniz, pero dudé en si, en medio de aquel lugar alguien se molestaría siquiera en cuidarla, aunque se veía bien acojedora, al menos desde fuera y le sobresalía una pequeña chimenea.
La moto se detuvo, él se giro espectado, me miraba sonriente, intentaba descifrar mi reacción, mi estado, mi pensamiento.
Yo me baje de la moto. Sin mirarlo. Abrí la puerta del refugio y me alegró saber que era tan acojedor como por fuera. Era hermosa, en un lado se encontraba una mesa con nuestras mochilas encima, que él, horas antes se encargo de traer. En el otro había una pequeña chimenea. Estaba apagada. Habría que conseguir madera para encenderla. Me dio un escalofrío. Estaba muerta de frío. Me gire y le eché una radiante sonrisa.
- Hay que ir a buscar madera. - me dijo alegre. - Ve tu mientras yo preparo los sacos y la mesa para cenar, anochecerá dentro de poco.

Me dirigí hacia la parte de atrás donde había un sendero, me adentré en el y fui recojiendo palitos. Cuando supuse que recogí suficientes decidí volver a la cabaña.
- Jajaj con esos palitos podriamos mantener encendida la llama de un mechero - me dijo burlón. Yo dirigí mi mirada a los troncos que habia apilados cerca de la chimenea, habría jurado que antes no estaban allí.
- No, antes no estaban - parecía que me habia leido el pensamiento - Los traje ayer, pero los deje debajo de la mesa aquella.- Ahora dirigí mi mirada a la mesa, no me había percatado de que estaban colocadas ya las cosas de la cena, y habia velas encendidas. Parecía tan romántico aquello, la cabaña en medio de la montaña, la chimenea, las velas, él, yo. Era perfecto.
¿Que era eso que veía? ¿Era mi.. mi nombre? Pareció que me volvia a leer el pensamiento.
- Si, lo he puesto ahora, permanecera aqui, como nuestro amor, - se fue acercando - para siempre. - me besó.
- ¿Y si se borra? - pregunté, más para mis adentros que a él.
- ¿Cómo que si se borra? - preguntó preocupado. Yo me sentía culpable por haber hecho una pregunta asi en un momento de pleno amor, se supone que era de pleno amor.
- Olvidalo, era una pregunta tonta - me acerqué a el y le besé para así esfumar todas sus preguntas. Respondí a mi misma la pregunta, si se borra, nuestro amor habrá acabado. Pero no podía pensar eso, me moría solo por pensar en el fin.

Salimos fuera de la cabaña después de que él dejara el fuego encendido para que el calor se fuese apoderando de cada rincón de la cabaña. Afuera ya había anochecido. La luna estaba radiante, en plena hermosura, brillaba como nunca, o esa situación me hacia verla de esa forma. Observé las estrellas, en la ciudad no se veían con tanta claridad, por no decir que no se veían. Había miles, millones, hermosas, grandes, pequeñas pero sobre todo lejanas, muy lejanas, cada una con su propia vida, su propia luz, su propio fuego. Me giré para decirle a él lo espectacular que estaba el cielo, pero mis palabras de esfumaron, me estaba mirando, sentí un fuerte cosquilleo en el estomago cuando nuestros ojos coincidieron, me penetraban, me miraban con hambre, con deseo. Yo me ruboricé, y aparte la mirada, nerviosa, risueña también, pero sobre todo feliz.
Entramos en la cabaña, la cena la pasamos por alto. Nos dirigimos directamente a los sacos. Se tumbó y extendió su mano para que yo hiciese lo mismo. Lo mire. Y me fui tumbando lentamente.
Me beso. Le bese. Nuestras lenguas jugaban sin parar, como si no hubiera final. Caricias, besos, miradas. Deseo, calor, nervios. Amor.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Diez.


Sumida en lo mas profundo de mi escondite, pensando en aquel momento, en Ben. El esta perdidamente loco por Miranda. Miranda no se muy bien que es lo que siente o no siente por el y sus actos. Me tiene desconcertada. Aunque, la entiendo, ha pasado por muchas cosas. El amor, es precioso si, pero el amor también tiene muchos lados. El amor es ciego y traicionero. Entregamos a la persona que amamos todo nuestro ser, con la confianza de que nos lo cuiden. Pero, a veces nos encontramos con que nos lo devuelven roto, dañado, partido.
Estaba saliendo a punto de meter la llave en la cerradura y abrir el portal de mi casa cuando apareció Ben.
- Hola Samantha! - me dijo entre jadeos. Parecía que había corrido una maratón de atletismo haciendo un sprint.
- Ben! Cómo tu por aquí? - le pregunté intentado averiguar que hacia en mi calle, ya que, vive a dos manzanas de aquí.
- Quería hablar contigo Samantha...Sobre...Miranda. - me dijo algo cortado.
- Si, claro, dime, ¿que pasa?
- Veras...me gustaria saber si... me gustaría saber si sabes algo, de, de que piensa de mi y eso. Ya que siempre me esta llamando idiota. - dijo lo último soltando una leve sonrisa.
- Si es verdad, dice que eres completamente idiota, jaj. - dije para calmarlo un poco del nerviosismo al que estaba sometido ahora mismo. - No se más que tu, se muestra indiferente hacia ti, pero yo creo que eso es una máscara, no se, cuando entraste en clase, se la veía sorprendida, como nerviosa. - dije sincerándome lo más que pude. Miranda era mi amiga si, pero Ben, me transmitía una confianza inexplicable, acerté con esa confianza.
- Gracias Sam, si no acude a la cita esta tarde, nose, creo que tirare la toalla.
- No digas eso ni loco! - me gustaba este chico para Miranda. - Miranda acudirá a la cita, Penny y yo la estamos convenciendo - le guiñe un ojo.
El sonrió, se despidió. Y así comenzó nuestra gran amistad. Con una pequeña pregunta de amor. Que piensa de mi? Solo la propia Miranda lo sabe. Espero conseguir convencerla de que acuda a la cita. Pero se que tiene miedo de que la vuelva a pasar lo mismo. Que le de todo entero y el se lo devuelva hecho pedazos y sin alma. Su tia le dice que no le tema al amor, que hay que amar. Unas veces se acierta, otras no. Pero no por eso hay que dejar de intentarlo.
Que razón lleva.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Nueve.


Sumida en lo mas profundo de mi escondite, pensando en aquel momento, en aquella amiga, Miranda.
Caminabamos hacia el instituto y ahi estaba, Benjamin. Me giré instintivamente hacia Miranda, que estaba completamente roja, se la notaba nerviosa. Benjamin le sonreia y ella le giro la cara intentando mostrar indiferencia. No lo consiguió. Es mas, se tropezó con una baldosa que estaba algo levantada de la acera. Benjamin soltó una gran carcajada, al igual que todas. Miranda nos fusiló a todos con la mirada y paramos de reirnos inmediatamente. Aunque me quedaba sin aire al intentar aguantar la risa.
Llegamos al instituto, y al entrar en clase cada una se sentó en su mesa. Ella estaba alli, nos miramos durante unos segundos pero apartamos la mirada inmediatamente.
Entró el profesor junto con alguien más. No me lo podia creer. Era Benjamin. Miranda estara que trina. Me gire para evaluarla con la mirada y estaba con los ojos como platos, totalmente sorprendida ante la noticia que estaba dandonos el profesor.

- Este es Benjamin, un nuevo compañero que realizara aqui el resto del curso. Puedes sentarte ahí - le dijo haciendo un amago a la mesa proxima a la de Miranda.

Ahora si que esta que trina. Benjamin la dedicó una gran sonrisa al ver que estaba justo a su lado. Ella, como siempre, le giro la cara.

Al salir de clase Miranda estaba algo ausente a nuestra conversación.
- Eo Miranda! Estas en la Tierra? - pregunto Penny.
- Eh? oh si si. Que pasa? - contestó algo distraida todavia.
- En que piensas ? O mejor dicho en quien piensas ? - pregunté soltando una sonrisilla.
- Benjamin es completamente idiota. - dijo intentando ahogar algo que parecia una sonrisa.
- Cuentanos! Que pasa? - Exigió Penny intrigada.
- Nada. - Vimos que se guardaba una nota en el bolsillo.
Se lo intentamos quitar, al final se le calló al suelo y fuimos mas rápidas. Ella refunfuño. Pero al final se puso a leer con nosotras.

"- Benjamin: Me gustaria conocerte.
- Miranda: A mi no.
- Benjamin: Vaya, no te conoces ya ?
- Miranda: Eres idiota!
- Benjamin: Un idiota que te gusta ;)
- Miranda: Já !
- Benjamin: No as dicho que no...
- Miranda: Tampoco he dicho que si.
- Benjamin: Nunca bajas la guardia eh?
- Miranda: Eres idiota!
- Benjamin: Y tu preciosa. Te espero esta tarde a las 6 en el cafe Grecia."



- Irás verdad ? - Pregunte esperando un sí.
- No, no pienso ir. Es idiota. - Dijo Miranda.
- Oh si, si que irás a la cita de ese idiota. - Dije mientras la cogiamos del brazo entre Penny y yo para caminar.



viernes, 3 de junio de 2011

Ocho.



Sumida en lo mas profundo de mi escondite, pensando en aquel momento, en aquella segunda cita, con el. Fue fantástica, espectacular.
Vino a buscarme en su moto, a mi no me hacia mucha gracia tener que subir a aquel armatroste. Pero nada mas abrir la puerta de mi casa, verle ahí. En la moto, con el casco, una chupa de cuero. Casi me derrito! Estaba hermoso. Me sorío y me tendió un casco negro con decorados abstarctos dorados. Era precioso, y me entraba a la percepción. Me coloqué bien el bolso y subí a la moto. Era bastante alta. Entramos en carretera y luego me llevó por un camino, levantávamos mucho polvo. Mientras la moto corría yo me preguntaba a donde me llevaba. Me dijo que nada de tacones ni faldas. Que me pusiera ropa comoda. Asi que me decidi por unas converse marrones, unos shorts blancos y una simple camiseta a rayas blanca y marrón. Nada del otro mundo.
Nos adentramos en un denso bosque. El sol se filtraba entre los árboles, formando en el suelo diferectes círculos de luz. Grandes, pequeños, medianos. Era espléndido verlo. Fuimos aminorando la velocidad. Hasta que paró del todo. Me baje de la moto contemplando a mi alrdededor.
- Que te parece ? - me preguntó curioso.
- Me parece maravilloso. Es precioso. - contesté absorbiendo por la nariz aquel aroma verde. Los pajaros cantaban y volaban de arbol en arbol.
- Aún no has visto lo mejor. - me tendió una mano y comenzó a adentrarse entre los helechos.

Caminabamos por una pequeña senda. Que pronto acabó y emprendimos la caminata a traves de la maleza. Me raspé con unas zarzas. Pero no comenté nada ya que no se dio cuenta. Las plantas estaban mas apartadas, cuanto mas andabamos mas camino se iba formando. Hasta que llegamos a otra pequeña senda que seguí sin dificultad.
- Cierra los ojos - me dijo. Yo me quedé mirandolo intentando descifrar el porqué de tener que cerrar mis ojos en medio de un bosque y poder tropezarme con cualquier raiz de cualquier arbol. Me rendí y los cerré.
Ma agarro con mas fuerza para que no tropezara y me cayera. Andamos unos pocos pasos y entonces me dijo.
- Ábrelos.

Los abrí. No me lo podia creer. Era el segundo lugar mas maravilloso que había visto (mi escondite es el primero). Había un pequeño lago. O estanque. Lo que sea. Decorado por la naturaleza con flores silvestres, helechos y arboles hermosos, con un tronco descomunal. Tendrian al menos 200 años! Eran elegantes con una copa impresionante preñada de ojas. La mayoria verdes. En el agua se filtraban rayos de sol haciéndola centellear, como si tuviera purpurina. Y habia una gran roca, en la que la seguian otras dos rocas de tamaños pequeños consecutivos. Como formando una escalera para poder subirse a la gran roca en la que de una de las ramas mas fuertes del árbol mas cercano a la roca, caía una especie de liana. Bueno en realidad era una simple cuerda, pero era estupendo echarle imaginación.
Súbitamente observe que el se quitaba la camiseta y se disponía a subir a la roca pequeña, para seguidamente subirse a la mediana y al final a la grande. Se sujeto bien a la liana y dio unos pasos hacia atrás, corrió hacia delante para darse fuerza y salio junto con la liana y se soltó cayendose al agua.
Salió del agua me miro, sonrió y me hizo señal de que hiciera lo mismo. Lo mire a el, mire la roca y la liana. Me quede dubitativa, pero el sonrio aun más y me dispuse a seguir sus pasos.
Cai al lado de el me estrecho entre sus brazos ayudandome a mantenerme a flote.
- Te ha gustado? - me dijo acercando su cara a la mia.
- Me ha encantado - le conteste casi en susurros.
Se acerco mas para besarme, pero me deshice de sus brazos y corrí divertida para volver a lanzarme.


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martes, 24 de mayo de 2011

Siete.



Sumida en lo más profundo de mi escondite. Pensando en aquel momento. En el. En su "amor". En nuestra cita. La que me ayudo a conseguir ella.
Yo estaba totalmete alterada, nerviosa y sobretodo, eufórica. No sabía ni que ponerme, ni de que color ir. Marron? no, demasiado otoñal. Rosa? Definitivamente rosa no. Demadiado pijo ! Y verde ? eem tampoco, muy "heineken" ? Y definitivamente rojo no, no queria parecerme a uno de esos anuncios... Entonces, abrí el armario, solo me qedaba el azul marino. Si! Ese, ese color es perfecto. Pero... que ropa? Pitillo rojo con la camisa marinera ? no, el rojo esta descartado. Ya esta ya se! El vestido. Si exacto ! El de rayas blancas y marinas !
Vale la ropa ya esta clara, los zapatos los blancos, pero y el pelo?
Cogí el telefono y le dí a rellamada.
- Holaa? Saam? Que pasaa?- la desperté de la sieste.
- Holaa. Que me hago en el pelo? Liso, rizado, coleta, moño... - empecé a decirle un monton de tipos.
-Trenza, la trenza con ese vestido perfecta. - Me respondio entre bostezos.
Colgue y empece a prepararme.
Termine con el tiempo raspadillo asique cogí el bolso y sali apresudaramente.

El estaba esperandome en el banco. Y sonrio al verme doblar la esquina. Estaba guapisimo.
- Estas hermosa. - me dijo, consiguió ruborizarme una vez mas.
- ¿Que pelicula vamos a ver? - le pregunte intentando no mirarle a los ojos para no volver a ruborizarme.
- Tengo entendido que tenías muchas ganas de ver Crepúsculo.
- Si, pero por desgracia, hoy es el estreno y ya no quedan entradas. - y derrepente saco del bolsillo su cartera verde pistacho con una especie de ola y una tabla se surf, la abrió. Y saco dos entradas para el cine de Crepúsculo!
- No me lo puedo creer! Las tienes! - Y me lancé a abrazarlo. Cuando me percaté de lo que estaba haciendo lo solté rápidamente ruborizándome de nuevo. Esto empezaba a convertirse en costumbre.
-Todo lo que sea para ti lo conseguiré - me dijo mirándome a los ojos. Vale, eso era un poco cursi, pero me encantaba! Volví a sonrojarme. Definitivamente deberia ir a un médico, esto ya no es normal.
Nos dirigimos a la entrada del cine, le tendió las entradas a la persona encargada. Y entramos.

La pelicula habia sido fantástica. Derrepenté me dio la vuelta, me cogio y me estrecho entre sus brazos.
- ¿Lo has pasado bien?- dijo mirandome a los ojos. No me habia fijado hasta ahora pero tenía unos ojos hermisisimos. Eran marrones, del color de la cocacola. Oscuros, penetrantes. Y me miraba centelleante.
-S..Si - conseguí responderle al fin. Estaba sumamente prendida en sus ojos, en su mirada.
Me besó. Larga y concienzudamente.



CREPÚSCULO.



Basada en el libro de Stephenie Meyer "Twilight".

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